En una ocasión un prestigioso consultor realizó un
estudio de clima en una empresa. En una de las reuniones, un empleado le dijo:
"No estoy nada contento con mi jefe. No me escucha, no me marca
directrices, no me motiva. ¡¡Para qué voy a esforzarme!!".
A la mañana siguiente, el consultor se reunió con el director del departamento del empleado con el que había hablado la tarde anterior. El consultor le dijo: "Varios de tus empleados están bastante desmotivados. ¿Qué has pensado hacer?". El directivo contestó: "Absolutamente nada. Para lo que se esfuerzan....".
A la mañana siguiente, el consultor se reunió con el director del departamento del empleado con el que había hablado la tarde anterior. El consultor le dijo: "Varios de tus empleados están bastante desmotivados. ¿Qué has pensado hacer?". El directivo contestó: "Absolutamente nada. Para lo que se esfuerzan....".
Si en Google, introduces la palabra “liderazgo”,
encontrarás más de 43 millones de resultados y ésto solamente en lengua
española. Si acotas la búsqueda, al último mes por ejemplo, en julio de 2012,
aparecen 435.000 entradas. Se cuentan también por miles, los libros cuya
temática principal es el liderazgo o los estilos de gestión de personas en
general. Multiplica esa cifra por 100, si dominas la lengua de Shakespeare. Sin
embargo, ¿somos capaces de identificar en nuestro entorno más cercano un
par de líderes? ¿por qué no hemos
aprendido esas excelentes teorías y puesto en práctica sus recetas?
Para empezar, se cuentan por millares las definiciones de
líder que encontramos. Para mí, una de las más acertadas es la del profesor de
Stanford, Robert I. Sutton, "los líderes son aquellos que consiguen
mantener en equilibrio la seguridad en si mismos y la humildad" (en su
libro “Buen jefe, mal jefe”).
La mayoría de los autores y expertos muestran una serie
de claves maestras, según las cuales, si un profesional las
adquiere-desarrolla-ejecuta, se "convierte" en un líder excelente.
Obviamente, en muchos casos la lista de "skills" es tan completa como
poco probable de poseer. En otros casos, definitivamente, no es válida porque
deja al margen lo que denomino "el trinomio básico". Este trinomio es
para mí un previo, una base, un axioma en definitiva, sin el cuál todo lo demás
no es operativo y, como dice el refranero popular, “cae en saco roto”:
1) ¿Quién y cómo soy? Ser uno mismo.
- El objetivo: Desarrollar un estilo de liderazgo positivo pero siempre coherente con tu perfil personal.
- La clave: A todos nos gustaría ser Del Bosque, pero sólo un pequeño porcentaje tiene un carácter tan sosegado y paciente como él.
- El reto: Todos los perfiles personales tienen aristas y carencias. Identifícalas y trata de mejorarlas, pero sin alejarte de tu carácter natural. Rétate y libérate de aquellas conductas que no favorezcan
- La palanca: El líder que desarrolla un estilo de liderazgo desde su propio "estilo personal" maximiza sus resultados y es capaz de dominar mejor las situaciones a las que se deberá enfrentar. Fomenta lo que haces bien y serás un experto en ello.
- La cita: "Encuéntrate y sé tú mismo; recuerda que no hay nadie como tú." Dale Carnegie
2) ¿Qué equipo tengo? El equipo y cada uno de sus
individuos matizan mi estilo.
- El objetivo: Conocer al equipo no solamente como la suma de conocimiento de cada individuo sino el propio rol que conforma la unión de los mismos.
- La clave: No todos lideran a la selección española. En ocasiones tendremos que dirigir un equipo de barrio que pelea por no descender. Matiza tu estilo adaptándote al equipo que tienes.
- El reto: La motivación, la productividad y el compromiso no son iguales en todos los miembros del equipo. Tendrás que desarrollar un estilo "casi ad-hoc" a cada empleado.
- La palanca: Escucha, escucha y escucha. Es el único camino al conocimiento de los "estados de ánimo" de tus colaboradores, de sus miedos y preocupaciones, de sus ideas y ambiciones...En definitiva, es la puerta al conocimiento del equipo. Acepta el error como algo consustancial al desarrollo y comparte los tuyos con el equipo, obteniendo lecciones de aprendizaje.
- La frase: "Hay 7 amigos que me han enseñado todo lo que sé en la vida. Son Qué, Quién, Cómo, Cuándo, Dónde, Por qué y Para qué". Ruyard Kippling
3) ¿Dónde estoy? La situación y el entorno, factores
clave a tener en cuenta.
- El objetivo: comprender el "ecosistema laboral" en el que te encuentras. Es fundamental conocer en detalle el tipo de empresa en la que te encuentras, su cultura, la situación corporativa, incluso el entorno de mercado (evolución, competencia, etc)
- La clave: Dirigir un equipo en la final de un gran torneo, liderar al mismo equipo en un amistoso, en el partido clave para no descender o el domingo siguiente a una derrota dolorosa, es sustancialmente diferente. Habrá pautas fijas, inamovibles, pero otras deberás ajustarlas a la situación concreta.
- El reto: Debes estar dispuesto a cambiar de manera continua, adaptándote a las nuevas situaciones que vayan aconteciendo. Asumiendo que lo único que no cambiará es que todo cambia, adopta un rol de líder camaleónico que facilite a tu equipo un estilo de gestión también congruente con la situación.
- La palanca: Analiza. Una de las mejores herramientas es la del helicóptero. Toma perspectiva de la acción. Observa y comprende la situación, el marco de referencia y las reglas del juego. Abre tu mente y trabaja desde la visión global a la más micro que afecta a tu equipo. Y como hace el helicóptero, baja al terreno cuando sea necesario para comprender el impacto real de lo que visualizas en el terreno.
- La frase: "Inteligencia es la capacidad de aceptar el entorno." William Faulkner
Por tanto, en mi modesta opinión, los diferentes estilos
de liderazgo, desde el humanista de Del Bosque, el innovador y apasionado de Jobs, el
democrático y carismático de Obama o el introvertido de Gates, funcionan a
la perfección si eres el Don Vicente, Steve, Barack o Bill, pero difícilmente
si tu personalidad está alejada de estos perfiles. Busca dentro del “trinomio
básico”, encuentra tu yo natural, explota tus puntos fuertes y lucha por
desarrollar las áreas de mejora que descubras.
Seguir estas recetas al pie de la letra… tampoco te
garantiza que te conviertas en un líder, pero cuanto menos estás en la senda adecuada para serlo. Porque como dice Robin S. Sharma, uno de los grandes expertos
en liderazgo y desarrollo profesional, “el liderazgo es un arte, no un don”.